miércoles, 28 de septiembre de 2011

Capítulo 7, parte 4

Sentados en círculo en una tienda para invitados (que más bien parecía el lugar donde metían a los prisioneros, a juzgar por la cantidad de hombres armados que la rodeaban), el grupo esperaba con impaciencia tener noticias de PF, que había sido la elegida para parlamentar con los bárbaros por razones obvias, aunque le habían prohibido decir palabra alguna sobre Kati a los mismos.
La hacker apareció ya entrada la noche junto con un anciano de mirada orgullosa que, a juzgar por su vestimenta, era el chamán de la tribu. Haciendo un gesto de asentimiento, indicando que había aceptado por fin escuchar lo que tuvieran que decirle, el chamán se sentó de espaldas a la abertura de la tienda y escuchó con interés cómo Diodec le pedía, en caridad de historiador, que le contara todas las leyendas y la tradición bárbaras con el fin de recopilarlas.
El chamán siguió en silencio un buen rato, examinando uno por uno a todos los presentes y deteniéndose finalmente en PF.
—Vaya, vaya, pequeña. Parece que te fuiste de la lengua un poco.
PF palideció y se apresuró a responder:
—¡No sabía que las historias fueran un secreto!
—Y no lo son, pequeña. Supongo que son los nuevos tiempos porque, antes de nuestra llegada aquí, a ningún extraño se le habría ocurrido preguntar por nuestras leyendas ni a ninguno de los nuestros le hubieran entrado tentaciones de contar nuestras leyendas a alguien de fuera, aunque supongo que en parte ha sido porque tenéis a un Myslríká entre vosotros — Todos se tensaron ante la inesperada afirmación, realizada en tono coloquial con una mirada traviesa más propia de un niño que de un anciano, y miraron al chamán con susceptibilidad —. ¿De veras pensabais que no me iba a dar cuenta? Mis tótems son poderosos, nada más entrar en esta habitación percibí lo que era la muchacha y vuestras intenciones.
—¿Por qué me has hecho seguir tejiendo mi engaño, anciano? —preguntó Diodec, entre divertido y molesto.
—Porque me apetecía ver por dónde salías. Y porque sé que hay una nota de sincera curiosidad hacia nuestras tradiciones en ti, que me ha parecido bastante interesante.
—¿Y qué piensas hacer al respecto de Kati? —gruñó Ares, pasando un brazo por la cadera de su seleen inima.
—¿Y por qué piensas que pretendo hacer algo? ¿Acaso esperas que intente usarla para acabar lo que se empezó hace años? Los bárbaros, como nos llamáis, aprendemos de nuestros errores, a diferencia de otros —añadió lanzando una mirada al cabezón enano, que se había negado a tratarle con deferencia a pesar de su situación —. Además, aunque quisiéramos lograr algo desafiando a unos dioses que ya no tienen tanto poder como antes, no sería posible con una sola Myslríká en nuestras filas.
—No obstante, hay quien pretende utilizar a Kati para sus propios fines.
—Y con objetivos mucho más humildes que alzarse contra los dioses, probablemente. Los terrícolas son ambiciosos en un plano demasiado terrenal, no creo que haya muchos que pretendan igualarse a los dioses, quizás porque no tienen ni han tenido nunca el potencial de hacerlo. Un mentalista es sin duda un activo útil cuando el poder en este mundo está asociado al dinero y el dinero está asociado al progreso. ¿Te imaginas lo que pueden desear tener a sus órdenes a alguien que puede robar las ideas de los demás, con la capacidad de matar o destrozar la mente de aquellos que no deseen unirse a sus filas y a todo el que se interponga en su camino? Lo que está claro que hay que impedir que ese poder caiga en malas manos, sean terrícolas o de nuestro mundo, por el bien de todos.
—Entonces ¿nos ayudarás? —preguntó Ares esperanzado.
—Por supuesto que lo haremos. Seguidme.


Nota de la autora: Cambié el tamaño de la letra para ver si así se lee mejor ¿qué preferís, este tamaño o el anterior?

1 comentario:

  1. Yo creo que los dos están bien, ha sido un capitulo interesante porque se nos cuenta más sobre lo que quieren de Kati. Espero el próximo.

    Un saludo

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