jueves, 1 de septiembre de 2011

¡Vota ya por la portada que más te guste!

Aquí tenéis las portadas, numeradas y en orden aleatorio (elegido por random), que he recibido para Incursores de la noche. Ya sabeis que tenéis que votar dos: una que recibirá dos puntos, que es la que más os guste, y otra que recibirá uno, la segunda que más os guste. Para votar, dejad un comentario, no se admiten anónimos.

Portada nº1
Portada nº 2
Portada nº3
PD: Es hasta el día 28 de septiembre

Votos recibidos: 
Portada 1: +1 +1 +2 +2 +1 +2 +2 +1 +1 +2
Portada 2: +2 +2 +2 +2 +1 +2 +1 +2 +1 +2 +2 +2 +1
Portada 3: +1 +1 +1

miércoles, 24 de agosto de 2011

Capítulo 6, parte 5


—Según nuestras leyendas—empezó el semielfo—, los elfos fueron los primeros en ser creados por nuestros dioses. Por desgracia, al ser los primeros, esos dioses cometieron un inmenso fallo, ya que no tenían un sexo definido y por tanto no podían reproducirse. Así que, tras muchos experimentos y deliberaciones fallidos, decidieron dividir a cada una de sus criaturas en dos, cada una con un sexo. Ese es el origen de las seleen inima, dos personas diferentes pero que forman un solo ser. Todo el que tenga algo de sangre elfa en las venas puede tener un seleen inima, aunque eso lo deciden los Destinos.
—Así que somos almas gemelas… Me imaginaba algo así, siento algo extraño desde el momento en que te vi.
—Si fuera sólo eso, princesa…  Las seleen inima no se sienten completas hasta que no encuentran a su pareja y sus almas están condenadas a reencarnarse hasta que eso ocurre y realizan cierto ritual de unión, según se dice. Por desgracia, ese ritual implica que cuando uno de los dos muera el otro muere también, y que si uno sufre el otro lo nota a la vez. Además, aunque pueden tener relaciones sexuales con otras personas, sólo podrán tener hijos con su seleen inima. Y se han dado casos, aunque son los menos, en los que dos seleen inima no estaban enamorados de su otra mitad, sino de otras personas, y eso resulta siempre doloroso. ¿Entiendes por qué no te lo dije antes, princesa? Al parecer también tienes algo de sangre elfa y todo el que lleve nuestra sangre está condenado a tener un seleen inima. No soy la clase de tipo que viva su vida en reclusión, y hay altas posibilidades de que sea capturado o muera mucho antes de lo que debería. Pero es algo sobre lo que no se puede elegir y me temo que te he tocado yo.
Kati se quedó pensativa durante un buen rato y después dijo:
—Hiciste bien en no decírmelo desde el principio. Me habría dado un ataque de pánico.
Ares la miró con aspecto culpable y preguntó casi con miedo:
—¿Y ahora?
Kati le miró con dulzura y, acariciando su mejilla, se limitó a inquirir:
—¿Cuándo hacemos el ritual?
***
La luna llena se alzaba alto en el cielo cuando Kati apareció en el claro del bosque con un vestido de gasa prestado especialmente para la ocasión. No había mucha gente (sólo la banda, Tabide, Asdeen y Diodec) porque el ritual de las seleen inima era algo muy privado, limitado a la familia y los amigos más cercanos.
Se sentía con los nervios a flor de piel (no dejaba de ser una boda, y sabía lo que venía después), así que avanzó con timidez hasta que Ares entró en su campo de visión. Realmente amaba a ese semielfo, y le encantaba la perspectiva de compartir el resto de su vida con él, a pesar de los riesgos. Al llegar a su altura, se miraron a los ojos y Ares le acarició suavemente el cabello. Unos pocos minutos después, pronunciaban las palabras que les unirían para siempre.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Capítulo 6, parte 4


Kati despertó en una habitación desconocida, con la mano de Ares apretando la suya.
—¿Dónde—
—No se te ocurra incorporarte, princesa. Aún estás demasiado débil.
—¿Qué ha pasado?
—Que me has salvado la vida—respondió divertido Ares. —Wargot tenía una bomba de neutrones en el estómago asociada a un conjuro de contingencia para que estallara en el momento en que su alma abandonara su cuerpo. Supongo que en principio lo hizo para evitar un potencial asesinato contra él, pero al volverse loco decidió usarlo contra mí si fracasaba en el duelo. A fe mía que eres poderosa, Kati. Nada puede parar una bomba de neutrones así como así, y tú lo hiciste.
Kati se quedó un rato pensativa, recordando poco a poco lo que había ocurrido.
—¿Qué diablos es un conjuro de contingencia?
Ares se echó a reír con todas sus fuerzas ante la mirada atónita de la muchacha, que preguntó algo irritada.
—¿Qué es lo que te hace tanta gracia?
—Está claro que relacionarte con nosotros te ha sentado bien, princesa. No sólo has blasfemado invocando a ese diablo mitológico de las corporaciones, sino que además tienes más curiosidad por saber qué es un conjuro de contingencia que preocupación por haber tenido el poder para parar una explosión imparable. Tus prejuicios contra lo mágico se han evaporado como un charco en pleno desierto.
Kati sonrió con debilidad y respondió:
—Bueno, supongo que convivir con un clérigo y un nigromante y saber que ya he usado esa extraña magia dos veces para salvarte me han hecho comprender que es demasiado útil como para rechazarla… Después de todo, lo quiera o no es lo que soy, así que más me vale aceptarlo.
—Esa es mi princesa—sonrió Ares, tras lo cual le dio un apasionado beso.
—Si interrumpo, vengo más tarde…—dijo una voz conocida desde la puerta.
—¡Tabide! —exclamó Kati contenta de ver a su amiga elfa.
—La misma—respondió esta, con una sonrisa. —¿Cómo te encuentras, pequeña? Aunque supongo que no hace falta preguntar, en vista de lo que estabais haciendo cuando llegué…
Kati se sonrojó ligeramente, pensando que era la segunda vez que les interrumpían en pleno beso, y decidió cambiar de tema.
—¿Entonces estamos…
—En nuestra capital, Dadieldi. Bienvenida al nuevo país de los elfos—dijo con una sonrisa la elfa, y acercándose a Kati para tomarle la temperatura y examinarla. Ante la mirada de extrañeza de la chica, le explicó que además de exploradora era sanadora—. Por eso soy tan imprescindible—bromeó. Ares carraspeó disimuladamente, lanzándole la indirecta de que quizás estaba prolongando demasiado su visita a la paciente—. Bueno, como veo que estás perfectamente, os dejo solos ya. Tenéis mucho de que hablar.
Tabide salió precipitadamente por la puerta con una risita y Kati miró a Ares levantando una ceja.
—Bueno, princesa. Va siendo hora de que te hable de las seleen inima.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Capítulo 6, parte 3


El vociferante orco entró en el claro gritando:
¡Ares! ¡Da la cara, maldito mestizo!
En el estrecho campo de visión que les dejaba una pequeña grieta en la tela de camuflaje del pequeño escondrijo, apareció un orco de aspecto feroz cubierto con un traje de combate completo. Ares se acercó con parsimonia al orco y empezó a hablarle en voz tan baja que Kati no pudo escuchar lo que decía.
El orco no se dejo convencer de lo que quiera que dijera el semielfo y sacó un inmenso espadón que colgaba en su espalda. Ares le mostró sus armas, todas de tecnología avanzada y con la capacidad de partir en dos el espadón con facilidad. Finalmente, el orco pareció entrar en razón y sacó una espada láser, instando al incursor a hacer lo mismo.
Encogiéndose de hombros, Ares sacó con gracilidad su sable láser (que solía llevar más por estética que por otra cosa, al preferir las armas a distancia) y lo encendió también.
Es un duelo a muerte. No intervengáis –ordenó a Sombra y Amanecer, que asintieron con solemnidad.
Cuando acabe contigo, maldito tirillas, partiré a esos dos en dos y luego mataré lentamente a esa adicta a los trastos cuyo olor capto por aquí cerca. A la otra, la que es tu amante, me la reservo para mí, y la entregaré a las autoridades cuando acabe con ella.
Ares frunció el ceño y se limitó a responder:
Pensaba dejarte vivir, orco. Pero has conseguido que cambie de idea.
No te preocupes susurró PF a Kati al mirar su cara de preocupación. –Ese estúpido orco se cree muy listo por haber arrastrado a Ares a una lucha con espadas, pero ha cometido un error.
Lo sé, y confío en él. Pero noto algo extraño, no sé cómo explicarlo. Es como si no le importara en absoluto morir.
PF fue entonces la que mostró su preocupación:
—No entiendo demasiado de magia —dijo frunciendo el ceño—. Pero sí que sé que normalmente a los magos la intuición nunca les falla y tú te pareces a un mago. ¿Crees que serías capaz de hacerle un sondeo, o algo similar, para ver qué trama?
—No lo sé, nunca lo he intentado y no controlo nada los—
—¡Tienes que intentarlo! Ese orco loco podría haber pensado cualquier cosa, y ahora me parece realmente sospechoso que exigiera un duelo de estas características.
Kati asintió e intentó concentrarse en la mente del orco, haciendo caso omiso del combate, que había llegado a su punto álgido y se había convertido en una danza de luces salvaje en la que el semielfo llevaba la iniciativa. Al fin, el incursor pilló al orco con la guardia baja y hundió su espada en el mercenario, justo en el momento en el que Kati descubría el plan del orco.
—¡No le mates, estallará! –exclamó gritando Kati, saliendo del escondrijo rápidamente y corriendo hacia Ares. El orco esbozó una última sonrisa siniestra antes de volar por los aires.

miércoles, 20 de julio de 2011

Capítulo 6, parte 1

- Déjalo ya, princesa –dijo Ares sin apartar la vista de la carretera, si es que el estrecho sendero en el que apenas se apreciaba ya el asfalto podía llamarse por ese nombre. No habían parado ni un solo momento desde la explosión de la base, para alejarse lo máximo posible del lugar antes de que llamara la atención de alguien. Kati le miró sin saber de qué hablaba. – No sigas pensando en eso. Es agua pasada.
- Por mi culpa habéis tenido que volar por los aires vuestra base.
- Como si eso importara. No se tarda mucho en construir una base, y es muy divertido destruirlas, sobre todo cuando hay enemigos por los alrededores.
- ¿Cuántas veces habéis tenido que hacer esto?
- Demasiadas, princesa. No llevo la cuenta de las veces.
- ¿Y ahora qué?
- Ahora pasaremos unos días con mi gente y después tendremos lista y acondicionada una nueva base para nuestras operaciones.
Kati se quedó en silencio un buen rato, hasta que finalmente se atrevió a preguntar:
- ¿Y después?
- Después… -dijo Ares mirándola de reojo – haremos que se arrepientan de haber nacido.
Kati se puso a reír sin motivo, y Ares la miró intensamente.
- Bravo, princesa –le dijo. – Empiezas a liberar tu verdadero yo de las ataduras institucionales.
- ¿Qué quieres decir? –preguntó Kati aun sonriendo.
- Piénsalo, preciosa. Si te hubiera dicho esto hace unas semanas, ni siquiera te lo habrías creído. Y desde luego no te habrías descojonado.
Kati se sonrojó un poco ante semejante palabra, pero luego se puso a reír otra vez.
- ¿Sabes?, puede que tengas razón –respondió finalmente. -Siempre me he sentido fuera de lugar, como si no encajara realmente. Y al principio, cuando empezó todo, tenía un poco de miedo de que esa sensación de que encajaba en algún lugar no fuera real. Pero es real, y por primera vez me siento… segura. Pero no sólo segura de que no me van a hacer daño. Eso ya lo sentía antes de conocerte, aunque luego ha resultado que mi sensación de seguridad no era nada. Me siento segura de verdad. Puedo ser yo misma sin miedo y eso me encanta.
Ares la besó rápidamente y volvió la vista a la carretera.
- Ahora sí que estás preparada para saber qué es una seleen inima.
- ¿De veras? ¡Ya era hora! ¿Y a qué esperas?
Cuando el semielfo iba a abrir la boca, un pitido les interrumpió. Ares se asomó por la ventanilla y escucharon la voz de PF gritando:
- Cierto mercenario celoso nos está siguiendo a un kilómetro.
- ¡Maldito Wargot! –exclamó Ares -¿Es que no se muere nunca?

martes, 21 de junio de 2011

Capítulo 5, parte 3

- ¡Frita… la dejó frita! –exclamó Roca, lanzando una risotada. El grupo se había apresurado a acabar la misión y volver en cuanto salieron de la zona sin cobertura y PF les pudo poner al tanto de lo ocurrido. Kati, pálida y aun nerviosa, levantó la vista brevemente con una expresión de preocupación en el rostro.
- ¿Se recuperará? –preguntó esperanzada a Amanecer. El clérigo cruzó una mirada con Sombra, que negó con la cabeza.
- Siento decírtelo, pero no. Tu ataque mental ha destrozado la mente de Afrodita hasta tal punto que su cuerpo es ahora una cáscara vacía. No queda de ella ni su alma –respondió el clérigo.
- La he matado –sollozó Kati.
- Técnicamente no. Su cuerpo sigue con vida –se apresuró a intervenir Sombra a la par que el mecánico exclamaba:
-¡Bien hecho, muchacha. ¡Si no, estaríamos todos muertos!
Horrorizada, Kati se desprendió del abrazo de Ares, que no la había dejado ni un solo instante, y salió corriendo de la estancia. El semielfo lanzó una mirada de reproche al elfo y al enano, preguntando enfadado antes de salir de la estancia:
- ¿Es que no habéis oído nunca hablar del tacto?
Roca se encogió de hombros bruscamente y se puso a arreglar los componentes que Kati había usado como armas arrojadizas contra la mercenaria mientras refunfuñaba por lo bajo, diciendo que no entendía a las mujeres humanas.
Amanecer miró el cuerpo de Afrodita, aun estupefacto, y dijo apenado:
- Será mejor que acabemos con la vida de este cuerpo y nos deshagamos de él. No creo que sea bueno para Kati tener un recordatorio constante de lo que ha hecho.
- ¿Estás loco? –le detuvo el elfo -Un cuerpo vivo sin un alma dentro es el sueño de cualquier nigromante. ¡Lo trasladaré a mi estudio!
Sacerdote y nigromante se miraron fijamente, e incluso PF, absorta en reforzar los sistemas de seguridad, levantó la vista al percibir el choque de voluntades. Finalmente, Amanecer se encogió de hombros y le dijo a Sombra:
- Haz lo que quieras, pero que no se entere Kati.
El mago esbozó una siniestra sonrisa mientras cargaba el cadáver.
- Descuida… Cuando acabe de preparar el cuerpo para lo que tengo pensado, ni siquiera será reconocible.

sábado, 8 de enero de 2011

Capítulo 2, parte 3

- ¿Te has vuelto loco? ¡Yo no tengo un chip de localización! ¡Y no podemos salir de la burbuja! –le gritó Kati a Ares, a punto de hiperventilar.

- Bueno, en realidad sí que podemos. Salir de la burbuja, digo. Puedes creerme cuando te digo que es completamente seguro y que esas estupideces de la contaminación ya no son verdad. Hace 60 años, quizás, pero no desde que los elfos, los druidas y los halflings empezaron a reforestar el exterior de las burbujas con la ayuda de algunos magos y sacerdotes. Te puedo asegurar que ahora el aire de fuera es aun más limpio que dentro de las burbujas… y desde luego menos cargado –respondió Ares sonriendo.

- Hay radiación… -respondió Kati con un hilo de voz. Cuando, hacía 70 años, aparecieron en el mundo las criaturas fantásticas, los humanos reaccionaron impidiéndoles la entrada a las burbujas anti-contaminación y se inició una guerra brutal en que los no humanos destruyeron gran parte del aparato productivo de los humanos. No obstante, la guerra siguió y los humanos lanzaron toda su potencia nuclear contra el exterior de las burbujas. La explosión resultante del choque entre las bombas nucleares y la magia protectora tuvo como resultado la destrucción de buena parte de las burbujas, y, al ver que la radiación los acabaría matando si no entraban en ellas, los seres fantásticos comenzaron a destruir las que habían quedado en pie en sus intentos por conquistarlas. Finalmente se pactó el fin de la guerra. Los seres mágicos pudieron entrar en las burbujas, aunque como marginados, comprometiéndose a cambio a no iniciar una nueva guerra ni destruir más burbujas.

- Había radiación –respondió Ares, con tono despreocupado. -Los humanos, colaborando con algunos magos, desarrollaron hace 62 años una tecnología que les permite eliminar la radiación y convertirla en energía. ¿Cómo si no iban a empezar a reforestar y descontaminar el exterior los elfos? Princesa, no debes creerte todo lo que te dijeron en tu prisión corporativa.

- ¿Y debo creerme lo que me dices tú? –preguntó Kati, casi colérica y nada dispuesta a salir de la burbuja, dijera su rescatador lo que dijera. La carcajada del semielfo retumbó en el interior del vehículo.

- ¿Sabes, princesa? Me encanta tu carácter. Eres encantadora. ¿Debes creerme? No tienes otra opción, porque como no salgas de aquí te harán picadillo y sí, sí que tienes un chip, te lo demostraré en cuanto estemos fuera de la burbuja, a salvo en mi base. Porque mi base está fuera de la burbuja y todavía no soy un engendro mutante, por mucho que mis puntiagudas orejas te sugieran lo contrario. Te aseguro que nací con ellas.

- Los seres mágicos tienen más resistencia a la radiación.

-Sí, por supuesto, pero ni siquiera los odiosos orcos, que son los más resistentes, podían soportar los niveles de radiación que había hace unos años. Te informo, además, de que no todos los que llegaron a este mundo eran seres mágicos. También había unos cuantos humanos, aunque pocos de ellos sobrevivieron a la contaminación y a la radiación posterior, y de los que lo hicieron la mitad mutaron. En cualquier caso, ya verás que el exterior es un lugar maravilloso. –dijo Ares, Kati seguía dudando, y el mercenario añadió, tendiéndole la mano:

- Te juro, princesa, que si hubiera otra opción esperaría a que estuvieras preparada para sacarte de la burbuja, pero no la hay.

Kati dudó un solo segundo más, lanzó un suspiro y, por segunda vez en unas pocas horas, cogió su mano con fuerza confiándole su futuro.