Kati despertó en una habitación desconocida, con la mano de Ares apretando la suya.
—¿Dónde—
—No se te ocurra incorporarte, princesa. Aún estás demasiado débil.
—¿Qué ha pasado?
—Que me has salvado la vida—respondió divertido Ares. —Wargot tenía una bomba de neutrones en el estómago asociada a un conjuro de contingencia para que estallara en el momento en que su alma abandonara su cuerpo. Supongo que en principio lo hizo para evitar un potencial asesinato contra él, pero al volverse loco decidió usarlo contra mí si fracasaba en el duelo. A fe mía que eres poderosa, Kati. Nada puede parar una bomba de neutrones así como así, y tú lo hiciste.
Kati se quedó un rato pensativa, recordando poco a poco lo que había ocurrido.
—¿Qué diablos es un conjuro de contingencia?
Ares se echó a reír con todas sus fuerzas ante la mirada atónita de la muchacha, que preguntó algo irritada.
—¿Qué es lo que te hace tanta gracia?
—Está claro que relacionarte con nosotros te ha sentado bien, princesa. No sólo has blasfemado invocando a ese diablo mitológico de las corporaciones, sino que además tienes más curiosidad por saber qué es un conjuro de contingencia que preocupación por haber tenido el poder para parar una explosión imparable. Tus prejuicios contra lo mágico se han evaporado como un charco en pleno desierto.
Kati sonrió con debilidad y respondió:
—Bueno, supongo que convivir con un clérigo y un nigromante y saber que ya he usado esa extraña magia dos veces para salvarte me han hecho comprender que es demasiado útil como para rechazarla… Después de todo, lo quiera o no es lo que soy, así que más me vale aceptarlo.
—Esa es mi princesa—sonrió Ares, tras lo cual le dio un apasionado beso.
—Si interrumpo, vengo más tarde…—dijo una voz conocida desde la puerta.
—¡Tabide! —exclamó Kati contenta de ver a su amiga elfa.
—La misma—respondió esta, con una sonrisa. —¿Cómo te encuentras, pequeña? Aunque supongo que no hace falta preguntar, en vista de lo que estabais haciendo cuando llegué…
Kati se sonrojó ligeramente, pensando que era la segunda vez que les interrumpían en pleno beso, y decidió cambiar de tema.
—¿Entonces estamos…
—En nuestra capital, Dadieldi. Bienvenida al nuevo país de los elfos—dijo con una sonrisa la elfa, y acercándose a Kati para tomarle la temperatura y examinarla. Ante la mirada de extrañeza de la chica, le explicó que además de exploradora era sanadora—. Por eso soy tan imprescindible—bromeó. Ares carraspeó disimuladamente, lanzándole la indirecta de que quizás estaba prolongando demasiado su visita a la paciente—. Bueno, como veo que estás perfectamente, os dejo solos ya. Tenéis mucho de que hablar.
Tabide salió precipitadamente por la puerta con una risita y Kati miró a Ares levantando una ceja.
—Bueno, princesa. Va siendo hora de que te hable de las seleen inima.
Espero que en el próximo capitulo se sepa ya lo de las seleen inima. La reseña de esta novela la retrasaré un poco, por un lado porque quiero saber un poco más para tener más de lo que hablar, y por otro porque tengo una historia que reseñar antes que esta.
ResponderEliminarEstaré pendiente, un saludo.
Está buena la historia, voy a leer para saber más! abrazo.
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